domingo, 24 de marzo de 2019

Los calzones de Ximena (Parte 1) (Por Any)

Hola a todos, como mencioné al final de la carta anterior, tenía 17 años cuando mi mamá Vanesa comenzó a castigarme por mis acciones machistas y actitud arrogante de adolescente, obligándome a usar unos calzones de niña y un vestido.
No pasó mucho tiempo después de eso, cuando una mañana mi madre respondió al teléfono: era mi tía Carmen invitándonos a su casa de campo el fin de semana, ya que hacía tiempo que no veíamos a ella y a mi prima Ximena de 14 años, la casa estaba en medio del bosque, y nos quedaba a un par de horas de distancia. La idea era excelente, pues hay alberca, billar, una terraza y un gran jardín para jugar.

Un día antes, comenzamos a hacer maletas, yo empaqué y me enfoqué únicamente en lo básico: traje de baño, y dejé mi maleta lista para el fin de semana. Mi mamá y Paulina llevaban una maleta grande cada una, a lo que inmediatamente comencé a criticar, diciéndoles que qué tanto podían llegar a usar en 3 días en una casa de campo. Ellas me dijeron que siempre había que llevar cambios de sobra, por si acaso. Sin más, nos fuimos a la esperada casa de campo.

Casi 3 horas después llegamos, ya nos esperaban mi tía Carmen y mi prima Ximena, quienes nos recibieron gustosamente. Pasamos un muy buen rato en la alberca, prendimos el asador y pasamos el resto de la tarde relajados, pero pronto llegó el atardecer y con eso llegó la hora de bañarnos para ponernos la pijama y cenar.

Para mi mala suerte, cuando salí de bañarme me di cuenta que no había empacado mis boxers, había sido tanta mi prisa por el traje de baño que no me preocupé por lo demás. Estaba en el cuarto buscando desesperadamente en mi maleta unos boxers, pasó un largo tiempo mientras yo pensaba en una solución cuando mi mamá tocó a la puerta, le abrí cubierto únicamente por la toalla.
-¿Qué pasa? Ya tardaste demasiado.
-Lo que pasa es que yo...olvidé meter mi ropa interior en la maleta.
-"Ahhh muchachito" respondió mi madre, "¿y ahora? ¿qué vamos a hacer contigo?"
-No pasa nada, respondí, usaré el mismo boxer en estos días pero puedo usar el traje de baño, llegando a casa me cambio y listo. O sino mañana podemos ir al pueblo más cercano a comprarme unos.
-No lo creo Mateo, estamos a más de una hora de distancia de la ciudad más cercana y no iremos sólo por tu irresponsabilidad. Y no, no estarás sucio por tres días.
En ese momento mi tía Carmen se acercó a ver qué sucedía, mi madre le explicó rápidamente la situación.
-"Estoy de acuerdo con tu madre, Mateo"- Respondió mi tía.
-"¿Entonces?" contesté.
-"¡Parece ser que Mateo usará calzones de una de las niñas el resto del fin de semana!" contestó mi mamá, mientras la tía Carmen le hablaba a las niñas.
Yo me empecé a poner nervioso, diciendo que de ninguna forma usaría calzones de niña.
-"Está decidido, no hay opción. Y será mejor que te acoples si sabes lo que es bueno para tí, Any"
Cuando escuché eso me sonrojé, pues Any era el apodo que me habían puesto cuando me pusieron un calzón y un vestido. Intenté suplicarle a mi madre que no me hiciera eso, no enfrente de mi tía y de Ximena, que ya tenía 17 y no podía usar calzones de niña.
-Te veías muy confiado cuando te burlaste sobre el exceso de ropa que traíamos, ¿ya ves? eso te pasa por burlón.
-"Niñas, por qué no van a elegir unos calzones para que Mateo pueda vestirse" dijo mi tía, a lo que Ximena y Paulina salieron corriendo.
Pronto Ximena llegó y dijo: "Encontré estos" enseñando un calzón morado y con flores amarillas estampadas. En la otra mano traía otros 3 calzones que había elegido, unos blancos con conejos por doquier, unos amarillos y otros rosados con corazones. Definitivamente se había tomado la molestia de buscar los más humillantes.
-"Excelente Xime, ahora le toca a Mateo que elija los que se quiere poner hoy, pues serán varios días."
-¡No me hagan esto! Por favor no.
-Ya basta Mateo, ¡pon de tu parte o no sólo será mientras estemos aquí! ¿Cuáles quieres?

Era ridículo, ahora no solo me pondría unos calzones de niña de 14 años, sino que también sería yo el que los elija. Las niñas veían todo a carcajadas desde la puerta. No sabía que contestar, así que pasaron cerca de 30 segundos. Pronto mi madre se desesperó y me agarró, me puso sobre sus rodillas y me quitó la toalla que traía, dejando al descubierto mi trasero. Luego comenzó a nalguearme tan duro que yo gritaba que se detuviera, después de una larga tunda dije lo primero que se me vino a la mente: "ESTÁ BIEN, LOS MORADOS!!!"
-"¿Los morados que?" contestó, mientras me seguía nalgueando con mayor intensidad.
-¡Quiero los calzones morados!
-¿Estás diciendo que quieres que te pongamos unos calzones de nena? ¿Unos calzoncitos morados?" mientras me nalgueaba con más fuerza.
-"¡SÍ! ¡SI QUIERO LOS CALZONES MORADOS! ¡Por favor detente!" Suplicaba mientras el trasero me ardía a más no poder.
-"Bien, si tanto insistes, te daremos tus calzoncitos"

Con los ojos llorosos me levanté e intenté cubrirme el frente, mientras me entregaban los calzones morados que "yo mismo había elegido". Me di la vuelta para ponérmelos, dejando que todas vieran mi rojo trasero. Me subí los calzones y comenzaron las risas. No podía creerlo, estaba usando unos calzones de mi prima de 14 años frente a todas ellas, y por si fuera poco, había suplicado por ellos.
Los calzones me quedaban chicos, pues evidentemente no eran para adolescentes de 17 años, eso generó más risas, pues no me cubría todo el trasero y se me metía entre las  pompas, haciendo que se vieran más pequeños todavía.
-"Cuanto has crecido, Any." Fue el comentario que interrumpió las risas, haciendo referencia a lo pequeño que me quedaba el calzón.
-"No te preocupes, te puedo prestar una pijama para que nadie note tus calzones." Dijo una burlona Ximena. Pronto llegó con una pijama que evidentemente tampoco me iba a quedar. El pantalón era blanco con una blusa rosa, me la acabé poniendo. Efectivamente me quedaba muy apretada.
-"Te ves muy bien, Any" dijeron todas, mientras nos dirigíamos a cenar.
Debido a que el pantalón de la pijama era blanco y liviano, se me marcaba el lacito de los calzones, y no era dificil adivinar que traía unos color morado.
Luego de cenar Ximena propuso una partida de Twister, al principio no quise jugar, pues yo sabía que el único objetivo era que me agachara para que así se me marcaran los lacitos del calzón, pero mi madre me obligó.
Pronto pasó lo que tanto evitaba, terminé agachado con el trasero frente a las niñas, mientras se reían y adivinaban mi calzón.
Así pasó el resto de la noche hasta que nos fuimos a dormir, pero todo esto apenas era el comienzo, pues vendrían otros dos largos días....

                                                                                                                        Saludos, Any.

6 comentarios:

  1. Esta genial espero mas historias no lo abandones

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  2. Es una gran historia
    Me recuerda a las del otro blog mis favoritas eran las d la bailarina d la familia y Pili y y milly

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    1. Yonigual ectrsño ese blog pero aun podemos tener nuestros recuerdos de ese maravilloso blog tenes whatpad ahinpodemos escribir y recuperar alguna historias

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    2. Lo.extraño no sabes quien era el autor?

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    3. yo también lo leía era mi faborito

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    4. Germán yo también amo Mili
      Y pili te puedo preguntar tu edad y pues me gustaría hablar contigo

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