Luego de la partida de Twister, donde el objetivo de las niñas era que me agachara y se me marcara el calzón, mi mamá y mi tía nos mandaron a dormir. Por supuesto, tuve que dormir con la pijama de Ximena.
Al día siguiente, después de desayunar, pude volver a ponerme mi ropa, pues usamos las motos y fuimos al cerro , para terminar el día en la alberca. Cerca de las 6:30 de la tarde, mi madre me ordenó que me fuera a bañar, y que ella me alcanzaría cuando terminara, yo sabía lo que eso significaba e intente quejarme, pero sabía que si no lo hacía me iría peor.
Terminé de bañarme y mi madre me esperaba en la habitación, y como era de esperarse, traía los calzones rosas con corazones que Ximena y Paulina habían elegido para mí, y con una cara de total derrota me acerqué para tomarlos. Justo antes de tocarlos mi mamá los movió, como quien no te quiere dar algo.
-¿Qué haces? No entiendo.
-Tienes que suplicar por ellos, Any.
-¿¡POR QUÉ ME HACEN ESO!?- contesté molesto."Ya es suficiente con ponerme unos estúpidos calzones rosas"
Eso molestó a mi madre, bastante. Tras escuchar mi grito llegaron mi tía junto con las niñas, y mi tía preguntó que qué sucedía, a lo que Paulina respondió:
- Parece que Any está desobedeciendo a mamá, ¿qué castigo se le pondrá?
-¡YA CALLATE! - le conteste.
Inmediatamente mi mamá se acercó y me dio una cachetada, me ordenó que me pusiera sobre la cama, con los ojos llorosos lo hice, intuyendo mi destino. Inmediatamente comenzó a darme nalgadas frente a todas, luego, le dijo a las niñas que se acercaran, que podían darme nalgadas ellas también. Intenté moverme pero mi madre me tenía bien agarrado que me fue imposible hacer movimiento alguno. Las niñas apenas podían acercarse de la risa, después me dieron 3 lentas nalgadas cada una, hasta que mi madre interrumpió:
-Any, ruega por tus calzoncitos.
-Quiero mis calzones. - contesté.
-Más fuerte.
-¡Quiero mis calzones!
-¿Qué calzones?
-Los rosas, quiero los calzones rosas.
-Más fuerte.
-¡Quiero los calzones rosas!
-¿Quieres que te los pongamos ahorita? ¿o mañana?
Hice una pequeña pausa, y sabiendo que no tenía opción dije:
-Ahorita, quiero que me pongan los calzones rosas ahorita.
-¿No te enseñaron a decir por favor? - Dijo mi tía, quien no pudo evitar reírse.
-Por favor.
-Dilo completo.
-Por favor pónganme los calzones rosas ahorita.
-Más fuerte.
-¡Por favor ponme mis calzones rosas ahorita!
-Más fuerte.
-¡POR FAVOR, QUIERO MIS CALZONES ROSAS AHORITA!
-Dilo 3 veces.
-¡POR FAVOR, QUIERO MIS CALZONES ROSAS AHORITA!
-¡POR FAVOR, QUIERO MIS CALZONES ROSAS AHORITA!
-¡POR FAVOR, QUIERO MIS CALZONES ROSAS AHORITA!
Luego de la humillación más grande de mi vida, me los entregaron, y me los puse. Un amplio momento de risas sucedió mientras me veían. Este calzón también era muy pequeño, dejaba ver la mitad de mi nalgueado y rojo trasero y por si fuera poco estaba cubierto por un calzoncito rosa de niña de catorce años.
-Estarás así el resto del día, y cuidado y no hagas caso a lo que te dice cualquiera de nosotras. Cumplirás sin decir una sola palabra, y lo harás de buena forma. Pon de tu parte y todo saldrá bien. ¿Entendiste?
-Sí. - contesté.
-Bien, por qué no van a divertirse un rato niñas, en lo que Carmen y yo preparamos la cena, bajen a las 8:30.
-¡Sí! contestaron Ximena y Paulina, mientras yo las seguía hacia su cuarto con cara de total derrota y esperando mi destino.
Las siguientes 2 horas fueron una tortura, pues las niñas me hicieron pasar toda clase de humillaciones para "hacerme sentir más niña", incluso haciendo cosas que ellas ya no tienen edad: Jugamos a tomar el té, al veterinario, a las muñecas y después a maquillarnos.
Cuando bajé maquillado mis tías soltaron una gran carcajada, y felicitaron a las niñas por su trabajo.
Durante la cena, tuve que servir de mesero mientras ellas cenaban, y hasta el final pude cenar yo.
Mi mamá me ordenó que pusiera una película, y la vimos todas juntas. Antes de irnos a la cama, mi mamá dijo:
-"Mañana estarás todo el día vestido de niña, así que espero que duermas bien para que mañana no estés cansado y puedas disfrutar de todas las actividades que tenemos planeadas para ti."
Sólo escuchar eso me puso pálido, pues sabía que terminaría haciéndolo por las buenas o por las malas. Sólo me quedaba rezar para que no fueran tan malas, y también, por supuesto, poner de mi parte siendo una docil nena. Era absurdo, tenía 17 y me estaban obligando a usar calzoncitos y actividades de niñas, pero no tenía opción.
-"Buenas noches Any, que descanses " - Dijeron todas al unisono, mientras yo me alejaba y les daba la espalda permitiéndoles ver mi trasero encalzonado.
Ese fue el fin del segundo día, y como podrán intuir, faltaba un largo domingo....
Saludos, Any.
Esta genial me gusta mucho sigue con este vuen trabajo y no tardes micho en publicar
ResponderBorrarEs increible ya quiero Ver lo q viene
ResponderBorrarY si publicamos aqui en los comentarios y si tenes cue ta en watpad avisas
ResponderBorrarUna nueva historia por favor
ResponderBorrarEs terrible las humillaciones cada quien es digno de respeto más por sus progenitores muy posible. Que la. Madre. Fue abusada igual
ResponderBorrarEs terrible las humillaciones cada quien es digno de respeto más por sus progenitores muy posible. Que la. Madre. Fue abusada igual
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